viernes, 22 de enero de 2016

ACTIVIDAD VOLUNTARIA

NIEMBRO 


Existía hace muchísimos años, cerca de un gran castillo, un bosque muy frondoso y oscuro. Era un lugar al que los nobles de la época se acercaban de cuando en cuando para realizar sus cacerías pero a parte de estos, nadie se atrevía, solo en ocasiones algún joven se adentraba en él para demostrar su valor y destreza.  
Dentro de los muros del castillo siempre se habían escuchado leyendas a cerca de ese bosque y de lo que este albergaba. Los ancianos contaban a los niños que en aquel extraño lugar se hallaba un tesoro oculto y que solo alguien puro de corazón podría encontrarlo. Y aquí es donde empieza la historia de mi apellido. El que era mi tatara tatara tatara abuelo o más tataras incluso, decidió ir en busca de ese tesoro. Un día se despidió de todos sus conocidos y emprendió la aventura. Desde aquel momento, nadie le volvió a ver en tres largos años. Al regresar estaba muy desaliñado y parecía otro animal más del bosque y, cuando le preguntaban acerca del tesoro y que había pasado en todo aquel tiempo, no contestaba nada y actuaba como un loco. Por eso desde aquel entonces la gente le empezó a llamar Niembro que en su lengua natal significa bosque frondoso.  
Lo que no sabía la gente, es que actuaba así porque el maravilloso tesoro por el que había perdido tres años era una vieja caña de pescar escondida en lo más profundo de una cueva. Y es que esta leyenda la comenzó un viejo medio sordo que mal interpretó las palabras de un señor al que le parecían un tesoro los salmonetes que había en el río de aquel bosque.

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