miércoles, 20 de enero de 2016

ACTIVIDAD VOLUNTARIA


CUANDO BENDER PERDIÓ SU INOCENCIA
 
Esta historia que os voy a contar ocurrirá dentro de muchos años, aproximadamente en el año 2086, y vosotros os preguntareis cómo puedo saberlo entonces pero de eso ya hablaremos más adelante. 
Bender era un joven robot al que le gustaba mucho ir al colegio, estar con los demás niños y pasárselo bien. Un año en su escuela decidieron hacer una obra de teatro para finalizar el curso y esto le hizo muchísima ilusión ya que la interpretación era una de sus actividades favoritas. Estaba muy contento por el papal que le habían asignado ya que para él era muy importante y podría impresionar a todos sus compañeros y familiares. Llegado el día de la actuación Bender estaba muy nervioso, no podía parar de temblar y de repetir en su cabeza la frase que le tocaba decir. Cuando finalmente llegó el momento de salir al escenario sus nervios desaparecieron, viéndose radiante ahí arriba. Aunque en realidad su disfraz era de pimiento verde y solo tenía que decir dos palabras, él se veía radiante con una falda verde esmeralda y una capa tan larga y bonita que le hacia parecer un príncipe. Entonces llegó su momento de gloria, el foco le apuntaba y estaba a punto de decir su frase cuando sucedió lo peor: se tropezó y se precipitó contra el suelo de tal manera que la falda que el veía de color verde esmeralda se le levantó y el foco solo alumbraba su brillante trasero metálico. En ese momento, todas las personas que había en el teatro, incluso sus amigos y familiares, se rieron a carcajadas señalándole y haciéndole sentir fatal.
Bender salió corriendo y, corrió y corrió hasta que sus circuitos y microchips no le dejaron más. Estaba tan enfadado que no volvió a su casa y se desprendió de todos los lazos que le ataban a aquellas personas. Desde aquel entonces Bender se dio a la mala vida, empezó a frecuentar lugares a los que podríamos llamar inapropiados, comenzó a tontear con el aceite de primera prensión y conoció a las bellas y amables robopilinguis que le daban el amor y cariño que tanto necesitaba en esos momentos nuestro pequeño amigo. Igual alguno os estaréis preguntando como un robot tan joven que acababa de escaparse del colegio podía estar haciendo este tipo de cosas, pero es algo muy normal entre los robots. 
Durante un largo tiempo, Bender, continuó con este estilo de vida pero todo cambio el día que conoció a Cloclotrónica una robot espectacular y preciosa que para él era como un ángel. Pasaron unos felices años, lejos de la mala vida y los excesos, todo eran paseos por el parque, románticos viajes y noches perfectas al calor de la chimenea. Cuando todo parecía que estaba en su mejor momento, Cloclotrónica empezó a fijarse en el culo de Bender y a ver que no le gustaba, este brillaba demasiado y no podía quitárselo de la cabeza. Un día cualquiera Bender se despertó en su cama con una nota que ponía sencillamente: 
Querido Bender, te amo pero te brilla demasiado el culo. Adiós
En ese momento, le empezó a subir la tensión y recordó aquel fatídico día en el teatro de su colegio cuando todos se rieron por la misma razón. Bender se dio cuenta de que aquella robot no era el ángel que él creía y juró por todos sus circuitos que nadie más se reiría de él. Desde aquel día Bender es malvado y en la chapa de su trasero se puede leer: 
¡BESA MI BRILLANTE CULO METÁLICO!

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